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En tan solo un instante fue que entendí mi pluralidad
y empecé a creer en el sentir sin mirar,
o sin oír al pensar, y tal vez deje a mi alma escapar.
Fue uno de esos días que aprendí a olvidar
entre tormentas cerebrales privadas
y laberintos hechos para estafar.
De esos días en los que sobran palabras
y aun así pueden no alcanzar
donde la lluvia cae y lastima.
Porque comprendí que las miradas no valen nada
si no son acompañadas por detrás de un sentir
ajeno a la realidad y la expectativa de que ganar.
Porque comprendí que las palabras no valen nada
si no son acompañadas por detrás de un sentir
ajeno a la realidad y la expectativa de que ganar.
Me di cuenta lo inútil que es seguir este andar
por eso fue que lo aprendí a olvidar
por eso fue que la palabras pudieron no alcanzar.
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