25.8.14

Un ave en el No Lugar

El lugar del poeta es justamente el no lugar.
Está en la transición a la trascendencia y
la trascendencia de la transición.
Es la ignorancia de la sabiduría
y la cociencia de la inconformidad.
Pisé la angosta línea de la alegalidad
encontrando la trangresión en las mismas leyes.

He escuchado que el buen escritor debe estar
en las bibliotecas, o en las calles, en los cines,
entre las conversaciones, en los canales de televisión,
en los cabarets, en la esquina, en las alcantarillas, en el infinito,
entre las dos mil piernas de mil mujeres diferentes,
hasta en la sopa, en los diales de radio, en los tugurios de mala muerte,
en los satélites, sobre el escenario, en la montaña,
en la internet, en una jaula de oro, en restaurantes macrobióticos,
en el culo del mundo, frente al espejo, cerca de dios,
a la sombra de una acacia, masajeando la espalda del demonio,
rigurosa y rutinariamente frente a la página en blanco...

El antipoeta se posa como un ave en el no lugar.
Visita cada uno de esos refugios,
los bendice con un beso de las musas
y se deja ir con el viento hacia su próxima flor de loto
que lo acoja con sus pétalos
y lo endulce con el néctar
de una nueva inspiración.


Pablo Mercader

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