6.4.09

Dichoso

Dichoso acumulo piedras para su balde de oro con los años,
crujió ramitas que caían del árbol vecino y las hizo leña,
gastaba sus días entendiendo su buena suerte bien aventurada
y jamas aprendió a entender que todo se da vuelta
al ritmo hipnotizante de un sube y baja bien sanguíneo,
como un reloj que nunca se detiene y si lo hace pierde todo.

Quemó las hojas donde las penas ajenas encontraban un respiro
porque nada era tan fatal como para andar llorando meses.
Jamas intuyó que lo siniestro a veces es tan leal a lo real,
nunca creyó que existiera un motivo para derrapar de la lujuria.

Dichoso experimento la muerte y le gano una y otra vez,
¿como es posible que todos sean tan débiles?
¿como pueden dejarse ganar por un instante y perder todo?
Dichoso era una suerte de burbuja dorada que nada lo podía pinchar.
Hubo cierta vez,en la que dichoso se aburrió de ganar
y cayó en lo siniestro de su avivada sensación de placer.
Apiló sus aventuras en un libro sin fin que nadie leyó
porque a nadie le importaba leer algo que jamas iban a entender.

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