¿En que momento sucedió? ¿En que momento traspase esa línea roja que alguna vez dijo peligro, y que hoy sin embargo no me da mas miedo? (Es que ya conozco las profundidades de mis propios infiernos) ¿Por qué paso sin que nadie, ni yo mismo, se de cuenta? Jugué a los dados y aposté de más, pero gane, esta vez. Nadie sabe lo que el futuro depara hasta que llega y te destroza con el mismo.
No voy a poder describir tal cual, pero lo voy a intentar…
Empezando con una gran exaltación por lo que hasta el momento no conocía comencé. Tragos, sustancias, humos, comidas, esperanzas, ideales, respeto, precauciones y caminos devoré. Nada importaba, era la exaltación del descontrol en aquel piso frío artificialmente que muchas veces me había apañado. Sonrisas cómplices, muecas que se desfiguraban con el pasar del reloj, aquella vez esas agujas eran infinitas promocionando mi finitud. Sin embargo el tiempo pasó y fui perdiendo el control de mis actos, pensamientos, recuerdos y decisiones por tomar. Veía pero no entendía, a la vez todo tomaba una razón de ser. Todo se tornaba fácil y alcanzable, todo lo anhelado llegaba con facilidad, era el vivir sin sentir. No había amor, odio, rencor, miedo, daño…Todo era estupor, delirios, felicidad infeliz, yo era dios. Solo quería seguir maquinando esas imágenes infinitas salteadas con sonidos sobrenaturales ensordecedores pero disfrutables. El final estaba cerca, lo veía, lo sentía pero todo hacia para retrasarlos. Tan solo era el final del principio. Siguió la corriente arrastrándome en sus aguas turbias pero manejables para mí en aquel edén. Y llegue, no al final, a mi lugar, donde noches miles había sufrido, o disfrutado, tormentos hasta el momento peores. (Hasta el momento todo parecía ser muy simple, complejas palabras amontonadas para mi eran un libro abierto perfectamente redactado en el propio idioma que había creado)
Simplemente me acosté y repose…Ahí fue cuando recordé lo que muchos me habían advertido desde el día que nací…A lo que nunca hice caso, por su puesto, y aquel día estaba ahí gracias a eso. También recordé a aquellos que conociéndome realmente me predicaban sobre sus hazañas, a los que tampoco hice caso, y gracias a eso estaba como estaba reposando, o mejor dicho, yaciendo de tal forma aquella noche. Todas esas palabras de mi nuevo alfabeto perfectamente creado entre sonrojos, carcajadas y desesperación por continuar se volvieron grises nubes que cubrían mi cielo, nuevamente, pero mucho peor que antes. Todavía me pregunto que me impulsaba a contorsionar mi cuerpo de tal forma, a trabar mi lengua tan perfectamente y a tener tales segundos de lucidez que desaprecian en la inmediatez.
Una soledad monstruosa acompañada de torturantes sensaciones, temores (terror diría yo) y felicidad inmensa la cual empezaba a destrozar mis ganas de continuar, no con el ritual sino con mi finita eternidad.
Y ahí apareció mi gran enemigo, fiel dios para algunos, para mi a veces rival incontenible que anuncia la llegada del fin y el comienzo nuevamente. En ese momento comenzó la desesperación más letal, el no poder controlar, no poder bajar a la realidad. Justo ahí comenzó a delatarme el fastidioso inconsciente, demostrando la debilidad que nunca supe aceptar, la que todos llevamos pero solo unos pocos sufrimos. Sudando tal vez, no recuerdo, gritando entre cuatro paredes, intentando contar simplemente hasta diez para darme cuenta q ni siquiera al seis podía llegar, y echaba a reír pero queriendo llorar. El llanto del alma afloraba, brotaba a borbotones en un laberinto sin principio ni fin. Lloraba, reía, gritaba, callaba, guardaba, ordenaba, desordenaba, movía, sufría, disfrutaba, negaba, entendía, recordaba y olvidaba lo que hacia milésimas de segundos recordaba o pensaba. Y así fueron horas y horas hasta que caí en un letargo inconfundible en el que me llene de placeres y desgracias.
Lento, corto pero agradable, en realidad horrible pero era mejor que pensar en lo que sucedió, sucedía y podía llegar a suceder.
Renací y sentí la paz, reincidí pero sin pensar y no me arrepentí, ahora entiendo un poco mas. Saco muchas reflexiones de aquella tarde/noche/mañana/día.
La conciencia siempre fue mi peor enemigo y la inconciencia mi fiel compañera de vida, pero esta vez las dos eran mis dos fatales enemigas. No se cual peor, si en aquel momento la conciencia llegaba a mi estoy seguro que hubiera muerto de rencor hacia mi mismo, sin embargo así estaba también por la inconciencia, que jamás desplazo a la conciencia simplemente porque no nací con ella.
3 comentarios:
eeeeeeaaaa
yo te bancoo!!!=)
excelente redaccion!=)
saludos
www.fotolog.com/natulis_54
xq tu fondo de comentarios es rosa? mal ahi
ya me la voy a cobrar,
sinceramente sin palabras sin saber quien sos el solo hecho de redactar eso te hace un ser especial y el haberlo vivido si asi fue mas yo te aguanto desde la lejania bye... VAL
Publicar un comentario