Transitar los propios infiernos es escabroso
pero ahondar en los de otros no lo deseo a nadie.
Encontrarse desarmado y desorientado
sin saber de dónde viene el próximo balazo
te paraliza a veces, y si no estás bien parado
ya no sabrás dónde encontrarte para defenderte.
Si te agarra mal parado te deshace
lo entregas todo a la nada
y en eso mismo te convertis, en nada.
De nada solo surge nada o destrucción.
Perderse a uno mismo lo recomiendo solo,
y solo si, se tiene la entereza y la confianza
de que todo puede salir mal pero aún así querer más.
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